Honores al bacán mayor David Sánchez Juliao.
Lorica, Córdoba, 24 de noviembre de 1945 – † Bogotá D.C., 09 de febrero de 2011.
Sentido pésame a todos los bacanes y bacanas de Caribanía. Desapareció físicamente este bacán caribano, pero permanecerá, en nuestros corazones y en nuestras mentes, para siempre. Como un ejemplo, de los muchísimos, de su compromiso con la cultura libertaria de la bacanería, este artículo llamado: ¡Ajá, bacán!
Lorica, Córdoba, 24 de noviembre de 1945 – † Bogotá D.C., 09 de febrero de 2011.
Sentido pésame a todos los bacanes y bacanas de Caribanía. Desapareció físicamente este bacán caribano, pero permanecerá, en nuestros corazones y en nuestras mentes, para siempre. Como un ejemplo, de los muchísimos, de su compromiso con la cultura libertaria de la bacanería, este artículo llamado: ¡Ajá, bacán!
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¡Ajá, bacán!
Por David Sánchez Juliao
Un buen amigo, perteneciente a una de esas cofradías del Caribe que estudian el complejo fenómeno de ‘la bacanería’ –sin negar que él mismo es un ‘bacán’– me ha pedido que escriba unas palabras sobre mi visión del fenómeno. He aquí esas palabras, las que, desde luego, escribí pensando en compartirlas con mis lectores de EL HERALDO).
“Rebelde y lúdico, el llamado bacán del Caribe colombiano fue también precursor: de la globalización y el posmodernismo, pues fue siempre universal y dialogístico, antiprovincial y multilector de realidades. Jamás se conformó con cuanto encontró y le dieron. A contrapelo de lo dado, reinventó el mundo a su antojo, a su libre e inconforme albedrío... como quien va al sastre a ordenar la confección de un traje a la medida. Cuando no encontró sastre, él hizo de sastre, ‘taylorió’ su propia realidad –como él y su grupo dirían– y estuvo de acuerdo con el filósofo raizal que afirmaba que el entorno debe quedarle a uno como una camisa, holgado y sin que le apriete.
Así, el bacán encontró demasiado ajustada una arista de esa realidad que le fue dada: el hacinamiento geográfico; nunca se conformó con sólo ser de donde era y quiso reinventarse para ser él mismo el mundo. Pero halló también demasiado estrecha y roma la arista que juzgó más importante de cuantas presentaba su realidad: la del lenguaje.
Frente al lenguaje, el bacán también aplicó su teoría del sastre: se fabricó uno propio, ‘taylorió’ su verbo navegando en la sospecha de que el lenguaje era otra arma (más sutil si se quiere pero arma al fin y al cabo) usada con maestría por el Conquistador y los dominadores que le subsiguieron.
Como en el caso del lenguaje, la premisa mayor de todo razonamiento fue siempre la sospecha, la inconsciente duda metódica: siempre abrigó la espina de que siendo lo que otros querían que él fuera, no iba a ser feliz. Entonces se inventó su bacana felicidad, su lúdica propia, estridente si se quiere –como su vestir–, pero propia; como se inventó su propio hablar, saturado de macarronadas, arcaísmos, neologismos, anglicismos, africanismos, barbarismos… pero propio, eso sí: muy propio, muy de él y de su grupo. Un lenguaje, como Ramón Illán Bacca afirmó una vez que alguien había dicho: entre barroco y chévere.
Cuando el diccionario español no alcanzó para expresar sus ánimos de rebeldía, de reivindicación, de virulencia, de libertad, él construyó su diccionario, su propio acerbo tomando de aquí y de allá, de lo que pensaba que le convenía para manifestar su universalidad, la multilectura que hacía de la realidad y su dialogismo existencial. Y cuando sostuvo que era un man chévere y le dijeron que lo que él era... era un pobre hijueputa, respondió: “Sí, un pobre hijueputa, pero chévere”. Jamás respondió a la agresión con balas o puñales en una realidad que todo lo arregla a punta de plomo y puntas afiladas.
He allí su dimensión de paradigma: el bacán, pese a la afrenta que representa para los falangistas de la moderna Inquisición, es, ante todo: paz... y una muy seria propuesta de lo que podría ser, en este mundo angustiado, una noción de felicidad. No la felicidad en sí, categóricamente hablando, sino apenas una vaga noción de ella. Y eso, en este mundo infeliz, es ya un avance considerable. Por una contundente, profunda y filosófica razón: porque para él, como diría el director de cine japonés Akiro Kurosawa, ‘Estar vivo es muy emocionante’, y la felicidad... ¡es del carajo!”.
Publicado en el diario EL HERALDO de Barranquilla, Colombia. Martes 26 de octubre, 2010.
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La Bacanería es planetaria, es decir: es un fenómeno biológico, síquico y cultural que acontece, con diferentes formas expresivas, en todas las poblaciones humanas del planeta.
Me parece que el reputado escritor loriquero fue uno de los primeros exponentes del ser bacan. Su aporte bacan a las letras y el arte costeño (el arte de saber vivir materializado en El flecha y demás personajes, a los cuales dio vida)perduran en la memoria de miles de colombianos y latinos que han leido y escuchados sus críticas obras costumbristas y también realistas: recomiendo La rebelión de las iguanas, pues ahí en su narrativa su ser bacan aflora en una extraordianria metáfora que obliga a la reflexión de lo que No es un ser bacan.
ResponderEliminarJuan José Trillos
Una bonita teoría pero miremos alrededor y veamos en que se han convertido esos bacanes que alguna vez fueron caribes, en costeños
ResponderEliminarMe gusta!!!!!!!!!! No tengo el don de escribir tan bonito!! pero lo unico que digo es: quiero un novio bacanisimo!!!!
ResponderEliminar!Que bacanería conceptual del hombre chévere!!!
ResponderEliminarNo se podría esperar menos de la pluma de este gran bacán de la bacanería, como lo es, lo ha sido y lo será siempre David Sanchez Juliao.
En los ya lejanos días de nuestra juventud, cuando el calor de Lorica
arrastraba a todo el mundo al mercado público, en busca de un jugo de guayaba agria, David y yo estudiábamos la anatomía de la buena prosa en su umbrosa biblioteca, asistidos por las bienandanzas de su abuelo
Eugenio, como diplomático en la Alemania de Thomas Mann. El banquete que hoy nos brinda David, es el fruto de un bacán que sabe lo que es ser chévere cuando se tiene un corazón alegre:La gran bacanería
Excelente artículo, gran escritor, interesante blog...
ResponderEliminarmuy bien viejo Hugo!
Único. Bacan de bacanes. Ahora comparte su bacanería con Dios.
ResponderEliminarVigoso
Otra vez me sorprendió esta increíble traducción que hace David de un concepto que es tan necesario, y sin embargo, paradójicamente, tan difícil de tragar para tanta gente.
ResponderEliminarLo que señala Aretino merece nuestra atención. ¿Por qué ser costeño ya no es sinónimo de ser bacán? Alguna vez lo fué? Por qué dejó de serlo?
Porque hay que decir que no todos los bacanes son costeños y no todos los costeños son bacanes.
Gracias, Hugo, por reproducir esta pieza.
Saludos afectuosos a todos nuestros queridos lectores.
ResponderEliminarEs cierto, Gilberto y Patricia, no por haber nacido en este territorio geográfico llamado Caribe colombiano de ipso facto adquirimos la condición de bacán o bacana. Pero sí debemos reconocer que la cultura popular de Caribanía facilita la expresión de sentimientos bacanes. A nosotros nos queda claro que la bacanería es un fenómeno biológico, síquico y cultural que acontece, con diferentes formas expresivas, en todas las poblaciones humanas del planeta. Así mismo, chabacanes, los que ejercitan constantemente la malparidez cósmica, los hay en todas partes.
De nuevo, expresamos nuestro profundo pesar por fallecimiento del amigo David
David, recibe todo nuestro reconocimiento y respeto; como todo ser humano, es susceptible de ser cuestionado por algunas conductas que por cualquier motivo no nos agraden. A él se le valora esencialmente por su obra literaria, especialmente, por encarnar, con su voz, algunos personajes como “El Flecha” (un bacán de los sectores marginados, pobres, con poca formación académica, que anda en el rebusque diario, que vive en Lorica, una población pequeña, muy ligada al río y a la producción agropecuaria). Esta condición de autor-actor le da a su personalidad un carisma que mayoritariamente nos gusta porque está ligado con el reconocimiento de los sectores populares de Caribanía, que por lo general son despreciados por la élite, y sus acólitos, que únicamente exaltan la cultura erudita europeizante o la consumista estadounidense. Paz y honores a David, uno de Caribanía que encarnó a estos personajes graciosos y auténticos.
ResponderEliminarRecuerdo a David Sánchez Juliao
ResponderEliminarConocí a David en un encuentro cultural en Toluviejo, creo recordar a principio de los noventa, y después de disfrutar de dos días de cuentos, fandangos y otras expresiones en la plaza de este pequeño pueblo de Sucre cercano a Sincelejo, además de comer mote y gallina criolla guisada, regresé con él a Barranquilla en su carro con el oído atento durante tres horas. Entre relato y relato, el viaje se me hizo corto. Me dejó al anochecer en las inmediaciones de la Universidad Simón Bolívar y allí cruzamos información de teléfonos. Recuerdo especialmente que en unos Carnavales lo invité a una rumba que se hace el martes en el barrio Olaya de Barranquilla, en plena calle 68 C con 32, con participación de vecinos y allegados. En esa cuadra quedaba “la casa vieja”, vivienda de mis abuelos maternos, y en su fachada nos instalamos para escuchar música, echarnos maizena y mamar gallo hasta el amanecer. En medio del vacilón nació un personaje: “Sor Chucha”, mi tío Jorge disfrazado de monja que se autobautizó con el sonoro nombre. A partir de entonces, David, en cualquier conversación antes de despedirse, siempre me preguntaba y mandaba saludos a la consagrada “religiosa”. Agradezco la deferencia de mandarme a Canarias, con dedicatoria incluida, su doble cd ‘Contador de historias’ con relatos buenísimos como ‘Foforito’ o ‘David Sánchez Juliao’ conversa con sus amigos en Montería’ y personajes surrealistas como el ‘Doctor del pueblo’ y su revolucionaria tesis de grado: “Del embarazo y sus posibles causas”. En mi último viaje a Barranquilla hablé con el viejo Deivid sin saber que era la despedida definitiva. Que en paz descanses, Bacán!
Alex Salebe Rodríguez
Bacanes:
ResponderEliminarPor encima de la zafra de soledad y corraleja que somos los costeños, los seres más solitarios y tristes de la tierra. Que sin embargo hemos sido capaces de inventar a: el Bacán y su bacanería.
Y disimular tanta orfandad con alegrías. En este ahora eterno que somos y nos viene esta partida del viejo: David Sanchez J. Me acuerdo de Ismael, pero no el hijo de Sara y Abraham, sino del mismo putas: El gran Ismael Rivera. Hoy, estoy seguro que están juntos y felices los dos, viéndonos de donde estén estrenando una nueva pachanga. Felices, seguro... por encima del bestiario desarmado que somos los Bacanes.
Paz, mis sentidos hnos.
Rafik Neme