Por: Haroldo Martínez
Médico Siquiatra.
Fundación Bacanería Planetaria
BBM, Bacanes y Bacanas del Mundo
El 24 de noviembre de 1859 se publicó por primera vez la edición completa de El Origen de las Especies de Carlos Darwin; se agotó el mismo día que apareció. Se convirtió en la “biblia” de los evolucionistas. El 24 de noviembre de 1974 los paleoantropólogos Yves Coppens, Donald Johanson y Maurice Taieb descubrieron una cuarentena de huesos de un australopitecus afarensis hembra. Medía poco más de un metro de altura, ya era bípeda, pero aun sabía trepar a los árboles. Ya no era un simio, pero todavía no era humana. Fue bautizada como Lucy aprovechando que en esa época sonaba en la radio la canción de Los Beatles Lucy in the sky with diamonds.
Imágenes de la querida bacana Lucy y su familia, nuestra familia australopitecus afarensis:
A partir de ese descubrimiento se tienen pruebas del proceso de hominización debido a la evolución del cerebro hasta llegar a lo que somos hoy: homo sapiens sapiens (hombre que sabe que sabe) con un cerebro moderno. La primera diferencia de este cerebro con el de sus antepasados es el tamaño, puesto que su volumen ha ido aumentando a medida que interactúa con la vida a su alrededor. Lo que nos hace modernos es el desarrollo de la neocorteza, el cerebro de las funciones mentales superiores, el que fue capaz de levantar el hueso de la frente que estaba inclinado en los primates hasta llevarlo a su posición actual perpendicular.
Un grupo de seguidores de las teorías evolucionistas anda entusiasmando con promover de ahora en adelante el 24 de noviembre como el Día del Orgullo Primate. En la Fundación Bacanería Planetaria contestamos ¡Claro que sí! ¡De una! Acogemos la propuesta y le aportamos.
Todo ese desarrollo biológico ha sido capaz de crear un ser humano que ha ido decantado su citoarquitectura cerebral hasta elaborar productos como el lenguaje o las emociones y los sentimientos. Los más primitivos son, oh, sorpresa: el miedo, el dolor, el altruismo, la socialización y el amor a los padres. A ese pluriverso biológico primigenio es a lo que distinguimos como la emoción de la bacanería sobre la cual se ha desarrollado la especie.
De no haber sido por esta emoción nos habríamos exterminado hace ratos. El ser humano por naturaleza es un homo sapiens sapiens bacans, el hombre que sabe que sabe que hay que bacanizar para que el proceso de la evolución continúe su larga deriva sobre el planeta Gaia, el hogar de todos, La Matria.
No existe razón suficiente para empuñar un arma y matar al prójimo, siempre que reine la justicia, por supuesto. Los que han inventado las guerras han atentado, en últimas, contra la especie humana. Ese es su verdadero crimen de lesa humanidad. Por fortuna, esos cerebros son minoría.
La masa encefálica sigue evolucionando independiente de nuestra voluntad o conocimiento. Sin embargo, es un deber ético la necesidad de elaborar un perfil mental para el inevitable cerebro posmoderno que vendrá detrás de nosotros.
Lo mínimo que podemos intentar para dejarle un mundo vivible a nuestras próximas generaciones es ayudar a la biología en la co-creación del homo sapiens sapiens bacanisimus, porque para rescatar este mundo del enredo emocional patológico en que se encuentra se va a necesitar mucha biología básica. Es la única forma de salvar a la especie.
Vea: La bacanería: una combinación de genes e historia, de biología y cultura. El Manifiesto del Día del Orgullo Primate:
Idea retomada de la iniciativa impulsada por el colectivo “Blog Sin Dioses".
anexo este texto con el fin de enriquecer la discusion:
ResponderEliminarLas hijas de Lara
¿Fueron estas siete mujeres las únicas que vivieron en Europa? Evidentemente no. Vivieron y murieron muchas otras, pero sus líneas maternas se extinguieron porque no tuvieron descendencia o solamente tuvieron hijos varones, no recogidos en el ADN mitocondrial.
Sigue existiendo una cuestión intrigante: la de los antepasados personales de estas siete mujeres. Bryan Sykes también ha logrado descubrir sus genealogías, para asombro del lector. Después de analizar miles de pruebas de ADN, se han descubierto otros 26 clanes de importancia en el resto del mundo. Todos tienen ya su nombre.
De esos 33 clanes identificados en todo el mundo, trece proceden de África, lo que equivale a decir que allí se originó el 40% de los clanes maternales. Esos clanes, los más antiguos del mundo, han sido secuenciados hasta converger en una única antepasada: la Eva mitocondrial. Ella es la raíz de todos los linajes maternos de los 6.000 millones de habitantes del mundo. Todos somos descendientes directos de Eva, que, según parece, vivió hace 150.000 años. La conclusión es inmediata: todos los humanos modernos tuvimos nuestro origen en África hace 150.000 años. En algún momento, hace unos 100.000 años, los humanos empezaron a extenderse fuera de África. Pero continúan las sorpresas. La genética nos dice que únicamente uno de los trece clanes africanos participó en esa colonización. No pudo ser un movimiento masivo de población y hasta es teóricamente posible que sólo saliera una mujer de África y que de ella descendamos el resto de los habitantes del mundo. Ella, el clan de Lara –alguna de sus hijas– es la verdadera madre, la Eva mitocondrial del resto del mundo. Los otros doce clanes africanos jamás obtuvieron descendencia fuera de ese continente.
Todos los indicios señalan a Oriente medio como punto de partida para esa colonización. Era la única ruta para la salida de África, cruzando el Sinaí. Gibraltar jamás ha podido cruzarse a pie. Y allí, en Oriente Medio, permanecieron los hijos de Lara más de 50.000 años hasta que se decidieron a internarse en Europa. ¿Qué los retuvo en Oriente Medio?, se pregunta Sykes. Europa ya estaba poblada por los neandertales, físicamente adaptados al frío. Para hacer algún avance, aventura el genetista, el Homo Sapiens necesitaba alguna ventaja sobre los neandertales. Los descendientes de Lara, durante esos 50.000 años, quizás mejoraron lentamente su tecnología y, sobre todo, sus interacciones sociales que, con el tiempo, les permitirían asentarse definitivamente en Europa.
http://servicios.nortecastilla.es/atapuerca/paginas/laevolucion3.html
Me uno de una al Día del orgullo primate.
ResponderEliminarJuan José Trillos
gracias al mundo digital,
ResponderEliminarestamos viviendo un proceso de expansión de la bacanería planetaria y esto quiere decir, que en los años que vienen,
nos podemos encontrar a un bacan en una esquina del centro de Tokyo o de Sydney o de Buenos Aires o de Santa Marta y reconocer con una mirada un gesto y una sonrisa que los bacanes somos una especie en vias de aparición